El talento y el liderazgo

Las personas que tienen éxito lo son porque sus comportamientos son de éxito.

Estas personas hacen las cosas bien, pero no solo eso, también hacen las cosas que hay que hacer; con lo cual obtienen resultados sobresalientes que aportan valor.

Hacer las tareas bien es algo que se aprende a través de la práctica, la repetición y el aprendizaje acumulativo. De esta manera se van adquiriendo habilidades y destrezas que permiten hacer las cosas cada vez mejor y ganar en eficacia. La habilidad de aprender se convierte en estos casos en la meta-habilidad que permite mejorar sin fin y alcanzar la excelencia en la tarea.

Por otra parte; hacer las cosas que hay que hacer requiere pensar fuera de los paradigmas convencionales. Requiere una mirada desde una perspectiva diferente. Es decir, resulta necesaria una visión diferente para ver algo distinto de lo que es observable desde la mirada habitual.

Las personas que tienen éxito combinan ambos aspectos y además suelen hacerlo desde la obviedad.

Para ellos es muy evidente que hay que hacer lo que están haciendo, y eso les lleva al éxito de una manera aparentemente sencilla para ellos. Esto se produce generalmente sin largos procesos de reflexión conducidos por la mente pesante. Estas personas lo producen de una forma casi automática.

En ambos casos se requiere de talento, pero un talento de características muy diferentes. La visión y el liderazgo son ingredientes esenciales del talento porque predisponen para que las personas tengan comportamientos de éxito.

Aquellos profesionales que quieran llegar a ser líderes influyentes capaces de impulsar cambios positivos en sus organizaciones, equipos o entornos de influencia, deberán formarse con los mejores profesionales especialmente preparados para el desarrollo del talento que posibilita los comportamientos de éxito.